Nitín Troncoso

Nitín Troncoso
Nitín Troncoso Nació en la ciudad de La Romana, República Dominicana, el 29 de junio de 1938. Realizó estudios superiores en la Universidad Autónoma de Santo Domingo, donde obtuvo el título de Profesora en Biología. Ejerció el magisterio por 30 años, colaborando durante este período en la formación y educación de los niños y jóvenes de su pueblo natal. Laboró en el sector oficial (Escuela Primaria Mercedes Laura Aguiar y en el Liceo Arístides García Mella) y en el sector privado (como profesora y luego directora del Colegio Episcopal Todos Los Santos) Fue subdirectora administrativa del departamento de Bienestar Estudiantil del Ministerio de Educación. Cofundadora de la escuela Niños Meridianos, conjuntamente con la profesora Luisa Lamouth de Robles. Estudió artes en la escuela de pintura de la profesora Clelia Genao; participa en los talleres culturales que imparte el Ministerio de Cultura, bajo la dirección del maestro y Gestor Cultural, poeta Ramón Saba. Sus poemas han sido publicados en las antologías Poetas de la Era, volúmenes 1, 2 y 3; Sonetos Dominicanos del siglo XXI; Abrazos del Sur 2015 y en el poemario Vetas de Fuego.

sábado, 19 de enero de 2019

Olvidé decirte...

Maternidad del pintor español Vicente Romero


¿Por qué nunca te dije que te sentía tan bella?
Que observaba a distancia, el brillante azabache
de tu pelo en cascada, como alas al viento
que al porte de tu cuerpo navegaba en tu espalda
en contraste festivo de tus ojos de miel.

Que soñaba en mis noches con tu dulce regazo
el calor de tus manos, tus caricias, tus besos
y la canción de cuna que se grabó en mi pecho
conservada en el tiempo, para cantarla luego.

Que me envolví en la forma
de oprimir en tus dedos
mi vestido raído y el brillo de la aguja
dibujando espirales, esfumados al aire.

Que en los días de frío
esperaba con ansias, lo humeante de aquel caldo
el pan sobre la mesa, la leña y el café
saturando de aromas, el olfato del viento.

Que disfrutaba tanto, el uniforme caqui
tachonado en engrudo, fiel soldado valiente
que siguiendo mis pasos, me acompañó a las aulas.

Que seguí tus consejos y acepté tus regaños
y hoy los llevó por normas
como llave de oro, que guarda mis memorias
y rige mi existir.

Quizás nunca te dije
que admiraba tu temple, de mujer abnegada
tu corazón gigante
y la sonrisa tierna, que enmarcaba tu rostro.

©Nitin Troncoso